Ilusión, porque no entendemos poder iniciar un proyecto sin creer en él, sin que nos apasione, sin que nos divierta o nos genere sensaciones. Nos gusta emocionarnos, desde la apoteosis de un concierto o un final de fiesta, hasta la pequeña sonrisa al ver un mantel bien planchado. Nos encanta ver las caras de la gente, la sorpresa, la satisfacción y claro está, aprender constantemente de nuestros errores.

Dedicación, porque el esfuerzo y la implicación son absolutamente necesarios en cualquier proyecto. Necesitamos conocer las necesidades del cliente, cuál es su objetivo y volcarnos al máximo en la búsqueda de un espacio interesante, de cumplir la normativa en seguridad, de tener capacidad de reacción, de pensar en lo que otros no han pensado.

Compromiso, porque creemos en los valores. Nos gusta cumplir con la palabra dada. Exigimos que se cumplan los plazos de entrega, y solo aceptamos la frase, “tengo una solución a un problema que ha surgido”. Nuestro compromiso es con nuestros clientes, pero también con los asistentes al evento, para que se sientan tan importantes como nos gusta sentirnos a nosotros. Queremos cuidarlos, acomodarlos y, en definitiva, hacerlos felices